miércoles, 21 de abril de 2010

VOLANDO ALTO


Desde niño me encantaba quedarme mirando por horas al cielo y ver como las aves iban y venían en un compás casi perfecto, mirarlas planear y alzar el vuelo, se convirtieron en mi pasión y claro tambíen esas observaciones fueron el principio de mi precoz y fugaz carrera como científico, puesto que desplumé a las 3 gallinas y al perico de mi casa y corriendo fui a buscar goma para pegarme las plumas a los brazos y tirarme del techo de mi casa, no había duda todo estaba preparado, las plumas bien puestas 33 en cada brazo (pobres gallinas no les quedó ni una), una capa amarrada al cuello y los 2,5 metros que hay del techo de mi casa al suelo.
el salto fue impecable, empecé a mover los brazos como nunca en mi vida y el resultado fue el peor panzaso que me he pegado en mi vida, una chichota enorme, los brazos y las rodillas todos lacerados,y para acabar, una regañada de mi mamá que no fue jugando.

No volé, no lo logré, pero lo peor de todo es que por mucho tiempo seguí intentandolo, no de la misma forma pero si de otras maneras, siempre intenté volar, escapar de mis problemas, huir de las realidades, y terminé aterrizando de panza, y es que cuando queremos volar, ir más allá de los problemas, alzar el vuelo y ser libres, muchas veces nos encontramos con trabas que hacen que nuestro sueño de libertad no prospere, o simplemente elegimos la forma incorrecta de hacerlo.

Después de mucho tiempo, de intentos fallidos, y de dolorosos golpes a mi orgullo, y a mi vida entendí que la única forma en que podía volar alto era tomado de la mano de Aquel que ya había pagado por mi libertad, no supe como, ni porqué, solo sé que un día desperté y miré hacia abajo, me hace andar en sus alturas, ahora ya no soy mas un terricola, soy extraterrestre, un hijo de la luz.

hay miles de cacteristicas de las aves que vuelan alto pero la que más me llama la atención y la que me gusta comparar con la vida de un hijo de Pastor y un hijo de Dios es que pueden volar por encima de las tormentas, y no pasan desapercibidas, todos podemos alzar nuestra mirada al cielo y veremos a las aves imponentes trazar su vuelo, yo creo que nuestra vida debe ser igual, volar alto, volar imponentes sabiendo que nuestras alas provienen de Dios que no se desgastan y que en el momento que decidamos dar ese paso y volar por encima de todo, muchos querran imitar ese vuelo libre y grandioso de nuestra vida manejada por Dios.

y tengo claro que así como la mamá aguila solamente suelta a sus polluelos en el aire a 3000 metros de altura para que aprendan a volar y si los polluelos no pueden la madre se lanza a gran velocidad a salvarlos, así Dios muchas veces nos pasa por situaciones complicadas para enseñarnos que podemos con su ayuda lograrlo, pero no nos va a soltar nunca de su mano.

vuela alto, no lo dudes, que nunca vas a estar más seguro, porque Dios nos sostendrá.

1 comentario:

Pablo Vargas dijo...

Yo siempre le tuve miedo a las alturas, pero irónicamente, ansiaba con todo mi corazón el poder volar, libre y sin temores como las aves...

Creo que lo que más nos cuesta es alzar vuelo. Arriesgarnos a dejar lo seguro y lanzarnos al vació. Después de ahí, es pan comido.

Buen post man, un abrazo!